sábado, 9 de enero de 2016

LA TERCERA LEY FUNDAMENTAL DE LA ESTUPIDEZ HUMANA (LEY DE ORO)

La Tercera Ley Fundamental presupone, aunque no lo enuncie explícitamente, que todos los seres humanos están incluidos en una de las cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.

La Tercera Ley Fundamental aclara explícitamente que:

Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

A la vista de esta Tercer Ley Fundamental, las personas racionales reaccionan instintivamente con escepticismo e incredulidad. El caso es que las personas razonables tienen dificultades para imaginar y comprender un comportamiento irracional.

Pero dejémonos de teorías y veamos qué es lo nos ocurre en la práctica en la vida diaria. Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia, causándonos un perjuicio a nosotros: nos encontramos frente a un malvado.

También podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción, cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto.

Igualmente nos viene a la memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes obtuvimos provecho: se trata de una persona inteligente.

Tales casos ocurren continuamente. Pero si reflexionamos bien, habrá que admitir que no representan la totalidad de los acontecimientos que caracterizan nuestra vida diaria.

Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace.
En realidad, no existe tal explicación -o mejor dicho- sólo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.
 
La mayor parte de las personas no actúa de un modo coherente.
En determinadas circunstancias esta misma persona puede comportarse como una incauta. La única excepción importante a la regla la representan las personas estúpidas que, normalmente, muestran la máxima tendencia a una total coherencia en cualquier campo de actuación.
 
 
Carlo M. Cipolla; "LAS LEYES FUNDAMENTALES
DE LA ESTUPIDEZ HUMANA"

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